Calandria grande, Mimus saturninus
Es residente
Es residente
Poema de Marcelino M. Román 1944:
Ave cantora, calandria, tan criolla y tan de mis pagos: en sus arpegios me dice floridos itinerarios, los rincones más queridos y los momentos más gratos.
Por la gracia de su trino en primores desbordados anda un agua paseandera, el sol corre traveseando y el esplendor de las cosas asoma en dulces relámpagos.
Lo que en el aire florece ella lo junta en su canto.
Haz de gorjeos cambiantes que gira mariposeando desde el pastito a la brisa y desde la nube al árbol.
La primavera en persona floridamente cantando con los rumores del monte, con los colores del campo, con el habla del paisaje y el resplandor del milagro.
¡Qué distancias y qué honduras, qué mundos iluminados, qué ansia de oscuras raíces, qué dicha de cielos claros!
El viento libre se alegra al sentirla derramando la poesía decidora que le rebalsa en el canto.
Ave cantora, calandria, tan criolla y tan de mis pagos: en sus arpegios me dice floridos itinerarios, los rincones más queridos y los momentos más gratos.
Por la gracia de su trino en primores desbordados anda un agua paseandera, el sol corre traveseando y el esplendor de las cosas asoma en dulces relámpagos.
Lo que en el aire florece ella lo junta en su canto.
Haz de gorjeos cambiantes que gira mariposeando desde el pastito a la brisa y desde la nube al árbol.
La primavera en persona floridamente cantando con los rumores del monte, con los colores del campo, con el habla del paisaje y el resplandor del milagro.
¡Qué distancias y qué honduras, qué mundos iluminados, qué ansia de oscuras raíces, qué dicha de cielos claros!
El viento libre se alegra al sentirla derramando la poesía decidora que le rebalsa en el canto.