Pitotoy chico, Tringa flavipes
Visitante estival
Visitante estival
Poema de Marcelino M. Román 1944:
Vestido de espuma y sombra; el porte airoso y sencillo; pequeñita la cabeza; hurgador delgado pico.
Pone la nota más tierna en las costas de los ríos y con su presencia alegra el arenal extendido.
Amador de las dulzuras de los días del estío, les saca el cuerpo a los daños de los rigores del frío.
Por las playas se pasea en el sol del tiempo lindo, cuando la atmósfera tiene caricias tibias y mimos.
Frente al vasto panorama, junto al ancho espejo líquido, en las mullidas arenas hace en un hoyo su nido.
Muestra su esbeltez de flor, frágil, delicado, erguido, lleno de gracia inocente por las márgenes del río.
Su confiada mansedumbre no repara en los peligros.
Retozando y aleteando en jubiloso ejercicio, por la arena se expansiona juguetón como un chiquillo.
Vestido de espuma y sombra; el porte airoso y sencillo; pequeñita la cabeza; hurgador delgado pico.
Pone la nota más tierna en las costas de los ríos y con su presencia alegra el arenal extendido.
Amador de las dulzuras de los días del estío, les saca el cuerpo a los daños de los rigores del frío.
Por las playas se pasea en el sol del tiempo lindo, cuando la atmósfera tiene caricias tibias y mimos.
Frente al vasto panorama, junto al ancho espejo líquido, en las mullidas arenas hace en un hoyo su nido.
Muestra su esbeltez de flor, frágil, delicado, erguido, lleno de gracia inocente por las márgenes del río.
Su confiada mansedumbre no repara en los peligros.
Retozando y aleteando en jubiloso ejercicio, por la arena se expansiona juguetón como un chiquillo.